Gobierno Digital, antes conocido como gobierno electrónico o e-gobierno, es aquel que emplea las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para mejorar y respaldar los servicios que ofrece, la información que publica y la comunicación que sostiene con sus ciudadanas/os.
Un gobierno digital:
Ofrece servicios en línea y/o en portales web: Podemos acceder a servicios e información gubernamental a través de los sitios web y apps oficiales. Pero una fase más avanzada de los servicios en línea son los portales web de gobierno, que centralizan una variedad de servicios en una sola plataforma.
Publica datos abiertos: Los gobiernos digitales ponen a nuestra disposición conjuntos de datos no sensibles –es decir, no confidenciales o privados– para que como ciudadanas/os, investigadores o empresarias/os hagamos uso de ellos, promoviendo así la transparencia y la innovación.
Ofrece una comunicación digital: Los gobiernos utilizan canales digitales, incluyendo las redes sociales, boletines electrónicos, alertas por mensaje de texto y, más recientemente, chatbots, para comunicarse con su ciudadanía, para difundir información importante y, lo que es más importante, recibir retroalimentación. Con estas innovaciones, los gobiernos se han transformado en entes que ponen a las personas al centro, reaccionando y modificando su comportamiento continuamente según sus necesidades cambiantes.
Trabaja hacia la interoperabilidad: Este ha sido un gran reto desde el inicio de la digitalización del gobierno. Se trata de asegurar que diferentes sistemas y bases de datos gubernamentales sean compatibles entre sí para comunicarse e intercambiar datos fácilmente, para que las diferentes entidades de gobierno, en todos los niveles, puedan trabajar en conjunto.
Fortalece la ciberseguridad: Proteger los datos sensibles del gobierno y garantizar la privacidad y seguridad de la información de la ciudadanía ha sido y sigue siendo uno de los mayores desafíos del gobierno digital, y la razón por la cual, en muchas instancias, se ha avanzado tan lento en la adopción de nuevas tecnologías.
Un aspecto fundamental del avance de la digitalización del gobierno es la cuestión de qué tan ubicuo es para la población. La ubicuidad es la calidad de estar presente en todos lados. Guiados por esta meta, los gobiernos digitales han ido migrando sus servicios desde sus plataformas web hasta nuestros dispositivos móviles, tal y como las empresas lo han hecho –a pasos mucho más acelerados que el gobierno–, para ser accesibles en todo lugar y en todo momento.
Como ciudadanas/os móviles y digitales, nuestra exigencia a los gobiernos para que provean un servicio más inteligente, accesible a través de un smartphone, y que no nos pida repetir formularios ni subir los mismos documentos una y otra vez, ha ido aumentando. Es decir, ahora exigimos un gobierno automatizado, eficaz y que ofrezca un servicio completo, o sea, que no nos obligue a hacer tres paradas en oficinas distintas, sino que podamos hacerlo todo desde un mismo dispositivo, en una sola sentada (un proceso end-to-end). Esto también le ha resultado muy difícil a las administraciones públicas, claro, pues son tradicionalmente resistentes a los cambios tecnológicos.
En este sentido, mucha de la discusión sobre el avance en la digitalización del gobierno se ha centrado en argumentos utilitarios, en el ¿funciona o no?, para ser impulsada. Se ha evaluado, por ejemplo, si la digitalización ha reducido costos operativos. Y, aunque esto es evidente, la pregunta que vale aún más la pena hacer es si quienes usamos estos servicios estamos, en efecto, más contentos/as, o si nos sentimos más libres o empoderados/as con ellos.
A fin de cuentas, el objetivo fundamental del gobierno digital es transformarse en un gobierno más eficiente, transparente y centrado en sus ciudadanas/os, para mejorar la calidad en general de los servicios públicos. Desde Cívica Digital, podemos decir con seguridad que trabajamos ágil y creativamente para hacer la transformación digital del gobierno una realidad, y eso nos enorgullece.
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